Historias del colectivo LGBTI

Cada 28 de Junio se celebra el día del Orgullo LGTBI+ en el mundo, y este año no fue la excepción. A pesar de no contar con una marcha, las redes sociales estuvieron invadidas de mensajes de celebración. Para muchas personas, este día se interpreta de muchas formas, algunas positivas y otras con connotaciones negativas. Lo cierto es que para la comunidad de Diay, es mi consejo se siente como una celebración.

Una celebración con un tinte de triunfo, porque se formó a partir de la lucha de personas que hace 50 años decidieron validarse y decirle al mundo, que su forma de amor también era real y que la expresión de su esencia, no es un chiste peyorativo ni mucho menos una maldición, es también parte de la fuerza más importante en el mundo: el amor.

Hoy les compartimos algunos relatos de algunas personas de nuestra comunidad; relatos cotidianos que buscan mostrar los diferentes matices de vivir en una sociedad que te acepta a medias. Porque a pesar de que “ya no exista”, algunos siguen enfrentando los límites que un sistema ha impuesto.

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Bueno, esto es una breve descripción de lo que ha sido mi vida como persona parte del colectivo LGBTIQ y también de una ‘‘Institución’’ que ha sido homofóbica por mucho tiempo, desde una perspectiva doctrinal; tal como se publicó en 1992 en el Catecismo de la Iglesia Católica a continuación: 

‘‘Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición.’’

Numeral 2358 de la Iglesia Católica 

Recientemente vi un TikTok de un chico, también católico, en el que comentaba que esto se explica desde un punto de vista heterosexual, y expresa que definir la homosexualidad desde la heterosexualidad es erróneo, ya que es como que comparar la formación de los pájaros en el aire con la de una jauría: nunca se podrían asemejar. 

Dejando esto claro, quiero recalcar que mi experiencia ha sido muy ‘‘Light”, ya que no he tenido ninguna confrontación por mi orientación sexual, a nivel social o eclesiástico. He tenido ‘‘amigos’’ que se han alejado, pero que me hayan humillado o me hayan degradado, no ha sucedido hasta hoy.  

La verdadera ‘‘cruz’’ es con mi familia, ya que mi mamá es una persona muy conservadora, y del todo, nunca he podido hablar con ella del tema. De igual forma siempre estoy tratando que ella entienda que esto es normal y que he recibido demasiado amor y aceptación, por parte de lo que ella creía que me iba a hacer daño o me iba a rechazar debido a mi orientación. 

En fin, este camino siempre ha sido muy duro para muchas personas que han tenido que sufrir represalias e incluso abusos contra su dignidad, para que nosotros, otra generación, no tengamos que soportar esto y poder denunciar cualquier abuso de parte de las autoridades. Esto, a lo largo del tiempo, nos ha dejado un camino más ‘‘fácil’’.

- Walter Cubero, miembro de la comunidad Diay, es mi consejo.

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Provengo de una familia católica ultra conservadora, lo cual ha sido sin duda un factor importante en mi proceso de aceptarme como homosexual, el cual me tomó 29 años; cumpliré 31 ahora en octubre. Aunado a esto, agregaría otros factores como el Aspeger (que afecta mis habilidades sociales), una baja autoestima, falta de amor propio y un largo, etc.

No obstante, mi "salida del closet" con amigos y familia ha sido, por fortuna, y, dadas las circunstancias, espontánea y sin muchos dolores de cabeza. 

A lo largo de este reciente proceso he conocido personas que, para bien o para mal, me han ayudado a crecer, a madurar y a mejorar como individuo; proceso que quizás apenas empieza. He experimentado y vivido "el ambiente" que, aunque lleno de gente linda y discursos de amor, fraternidad y tolerancia, tiene muchos retos por delante y, me atrevería decir que más que externos, internos.

Si pudiera resumir lo que más aprecio de esta experiencia, es que me ha tocado, ¡a huevo!, aprender a amarme por lo que soy, a darme mi lugar, a ponerme primero ante todo y ante todos, no desde el egoísmo, aclaro (y es algo que cuesta) sino desde el amor (propio) y a entender que mi felicidad no depende de nada ni de nadie más que de mí mismo. 

Considero que si queremos un cambio, ese cambio debe empezar desde cada uno de nosotros, no desde la victimización sino desde el empoderamiento y de nuevo, no un empoderamiento egoísta sino un empoderamiento de amor propio.

Lo anterior habrá podido sonar cliché pero bueno, me pidieron mi experiencia y pues... hela aquí :) Un fuerte abrazo!

- Marvin, parte de la comunidad Diay, es mi consejo

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No es fácil ser una mujer lesbiana, en un sistema donde ya es difícil ser mujer. Ser una mujer lesbiana representa uno de los desafíos más grandes a la sociedad, porque representa la ruptura de muchos ideales.

De la mujer se espera que sea procreadora y generadora del mundo, porque sí, ese “debería ser el fin”, ahora imaginate poner un alto y decir, bueno tal vez no seré lo que se espera de mí porque además voy a estar con otra mujer. Es como una doble amenaza.

Esto requiere de fuerza y además de mucha resiliencia, son procesos diferentes para cada una; a mí me toco una familia que lo comprende algunas veces y otras no; soy blanco de críticas en reuniones familiares, y cuando he tenido parejas no soy libre de llevarla a reuniones como lo hacen mis hermanos o mis primos.

Sin embargo, eso me ha hecho entender que el mundo en el que vivo no necesariamente es el mundo que quiero que vivan las que vienen; y eso es lo que representan este día, personas que hace años decidieron salir a las calles y mostrarle al mundo que es posible. Y hoy nos han dejado esta partecita que dice “como que sí y como que no”.

Hoy estoy orgullosa de ser lesbiana y que sí, hay mucho camino por recorrer pero por hoy, solo por hoy, quiero celebrar.

-Ana, parte de la comunidad de Diay, es mi consejo.