Comidología
Fotos por Alejandra Barboza.
Soy María Virginia Portillo Decán, pero todo el mundo me termina diciendo Mariví. Soy venezolana, costarricense ¡y periodista!
Desde pequeña siempre observé con curiosidad la forma de cocinar de las personas que me cuidaban. Mi abuela paterna, (la persona que más me ha influenciado en la vida) era vegetariana, bebía jugo de noni y creía en los probióticos (estoy hablando de hace más de 30 años). Con ella aprendí la importancia de la comida para la salud. Fue un roble hasta el día que murió. Además recuerdo momentos en la cocina con mi mamá, mi abuela materna, mis tías Haydée y Olga y las primas de mi papá, Martha y Cristina. Sin duda todas mis influencias tempranas en la cocina fueron mujeres.
Hace 10 años se unieron dos vertientes profesionales con mi pasión, por medio de lo que en aquel momento se llamaba “Comida Blog”: las habilidades en informática que había adquirido, el periodismo que había estudiado y la cocina que me había encantado (pero también sustentado).
En el blog, empecé a registrar mis recetas caseras con las fotos súper rudimentarias que los equipos de entonces permitían, pero también contaba las historias de cada preparación. De repente, no solo empecé a descubrir que la gente visitaba el sitio, ¡sino que recibía preguntas de personas en cualquier parte del mundo! Y me pregunté: ¿qué pasaría si empiezo a tomarme esto en serio y algún día se convierte en mi trabajo?
Poco a poco y en la medida en la que mi -hasta ahora- trabajo como consultora independiente en comunicación me ha permitido, el sitio y sus redes sociales tomaron forma para convertirse en Comidología (www.comidologia.com): una revista digital con recetas, consejos y entrevistas para que te animes a cocinar. Es como un libro con esa materia que nunca viste en la escuela y que te prepara para momentos clave como, por ejemplo, cuando te independizas, cuando te toca cocinarle a un ser querido, cuando simplemente quieres tener o te gusta esta herramienta fundamental para la vida adulta o cuando vas al nutricionista y no tienes idea de qué prepararte en la casa para cumplir con sus planes.
Y te preguntarás: ¿cómo terminó una periodista metiéndose en terreno culinario? Pues con las mismas bases con las que muchos hemos tenido que aprender a cocinar: para nutrirnos a nosotros mismas, para nutrir a otros en la casa, “porque nos ha tocado” por razones de salud. Yo, a diferencia de ellos, nada más decidí registrarlo todo en internet y compartirlo contigo :)
En estos 10 años de Comidología me he dado cuenta que a veces hay que estar atento a las señales, pequeñas o grandes. Cada vez que estoy a punto de “tirar la toalla” por algún motivo, aparece un correo de alguien agradeciendo por una receta, un comentario positivo en redes sociales... Algo que cambia mi día.
Por ejemplo, después de dedicarle mi esfuerzo a este proyecto, en el 2014 Google y el Centro Knight me becaron a mí y a otros 9 emprendimientos periodísticos latinoamericanos para capacitarnos en periodismo online en EE.UU… En fin, es sorprendente ver como de una u otra manera otros ven el potencial y lo manifiestan cuando he estado a punto de caer y creo que de tanto persistir puedo decir: "al fin valió el esfuerzo".
¿Cocino tan bien como un chef? Posiblemente no. ¿Me meto a dar consejos nutricionales o médicos? Ni loca. Solamente sé por experiencia propia que cocinar SÍ tiene efectos positivos en la salud. ¿Comidología ya es mi trabajo a tiempo completo? No (aún) pero recibe todo el cariño, empeño, tiempo y recursos que necesita para que tengas información de calidad, con criterio periodístico, en español, que te empodere a agarrar esa cuchara y esa olla y a cocinar de una vez por todas.
Algún día seremos un ejército que lucha contra el miedo a que “me quede feo”, contra el “se me quema el agua hirviendo”, contra el “qué pereza cocinar para uno solo” y, sobre todo contra el “es que no me da tiempo”. Por el momento, soy solo yo detrás de las letras, las fotos y las recetas, con la colaboración de otros profesionales independientes en diseño gráfico y coaching.
Hasta que llegue ese momento, te invito a que me visitas y me sigas… pero, sobre todo, ¡a que cocines!